9 sept 2013

NO LO PUEDEN EVITAR

El titular de portada de El Inmundo de hoy (28 de agosto), me ha provocado indignación. La suficiente como para volver a escribir en mi blog, cosa que ya no conseguían los componentes del trío pútrido, Federico, Sostres y Dragó, juntos o por separado.
            Federico hace tiempo que es presa de una paranoia aguda, y a partir de un cierto momento solo se repite, no aporta nada nuevo en sus columnas. Su tesis es siempre la misma, y la conclusión idéntica: que mala es la izquierda, que malos los sindicatos, que malo todo… menos la Aguirre (ya no recuerda que cuando su pleito con Gallardón le dejó con el culo al aire) y Aznar (no se debió enterar de quien puso los cimientos para la burbuja inmobiliaria en este país). Federico es, en realidad, un resentido, aunque listo, pues sabe decirle a su audiencia lo que esta quiere oír, es decir, que España es una mierda por sus políticos, por sus sindicalistas, por sus autonomías, por los dirigentes de estas, por unos jueces corruptos, por una policía ineficaz, y todo así.
            Lo de Sostres no tiene cura a juzgar por las tonterías y barbaridades que suelta. Es un idiota provocador, pero como le pagan por lo que escribe… La mayor parte de las veces, en sus columnas, nos cuenta su vida, o pone como ejemplo a su abuela, o critica a las mujeres en la cabeza de la suya propia. No es alguien para tener en cuenta sus opiniones. A la vista de las mismas se puede deducir que no hubiera hecho mal papel en el equipo que dirigía Himmler.
            Drago es otra cosa. Es el típico sabelotodo que ejerce, ácrata de élite y con un gran ojo clínico para calificar a los gobernantes. Para él, así lo escribió, Berlusconi era el único gran gobernante de Europa…
            Pero a lo que iba. No debiera haberme sorprendido el titular de El Inmundo. Al fin y al cabo, Pedo J necesita demostrar todo el tiempo que es el mejor (aunque moralmente sea un pingajo), el guardián de las esencias del verdadero periodismo (aunque esté más cerca de un manipulador que de un devoto de la verdad), el sagaz investigador al que no se le escapa nada (aunque sea capaz de apuntarse, sino es que de montar, toda una teoría conspirativa en la que meter a todo enemigo, para vender más periódicos, aun a costa de mantener e hinchar una mentira hasta el infinito). Pero si, me ha sorprendido. Por eso escribo estas líneas, para decirme a mi mismo que siguen ahí, y que no lo pueden evitar. Lo de esta gente es visceral.

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