14 feb 2012

La culpa es del trabajador

     La frase con la que titulo esta entrada serviría también para titular dos columnas que aparecen en el día de hoy, 14 de febrero, en El (sub)Mundo, las firmadas respectivamnente por Ansón, cada vez más tonto, y por Salvador Sostres, cada vez más perro rabioso.
     En cuanto al primero, especialista en criticar a los funcionarios, así en general (con la astuta coletilla del "...aunque no todos, claro"), califica de enfermos imaginarios a todos los que se han reincoporado a su puesto de trabajo al saber que la Comunidad de Madrid dejaría de pagar la retribución completa a sus empleados en caso de baja: a los tres días a los contratados y al mes de enfermedad a los funcionarios de carrera. Por lo visto no le parece mal esta distinción, ya que no hace referencia a la misma, ni se da cuenta de que van a pagar justos por pecadores, ya que muchos verdaderos enfermos no se darán de baja para no ver mermados sus ingresos (que bueno sería que uno de ellos, aquejado de alguna dolencia altamente infecciosa y contagiosa, por ejemplo el chofer de Esperanza Aguirre o de la Consejera de Sanidad, insistiera en trabajar a pesar de estar enfermo...). ¿No se da cuenta Ansón de que quienes no están cumpliendo con su obligación son los médicos que han de dar la baja a los enfermos? ¿Es que solo valen estos facultativos para extender recetas a petición de los pacientes? 
     Pero a quien hay que dar de comer aparte --como perro rabioso que es-- es al tal Sostres. La tesis que mantiene en su columna (yo diría que en su vómito) es que los trabajadores son todos unos sinvergüenzas y unos vagos, que están sobreprotegidos por el gobierno --sea cual sea este--, que disfrutan de vacaciones pagadas, descanso semanal y sanidad por la cara (¿Para que cree este imbecil que son las cotizaciones que se detraen de su sueldo y los impuestos que pagan los trabajadores?) en tanto que a los pobres empresarios se les explota y se les depreda constantemente, hasta el punto de que pueden comer gracias a la caridad ajena. Sostres suspira por un mercado de trabajo ágil y sin trabas. Creo que su modelo para obtener trabajadores es la plaza pública y la subasta de esclavos encadenados, mostrados por honrados traficantes hábiles en el manejo del látigo...

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